Después de este periodo sin escribir naita, vengo con un relato yaoi sobre la trilogía de Memorias de Idhún entre Kirtash y Jack.
He de decir que ya hice una entrada sobre esta historia, pero puesto que la dejé abandonada y no volví a publicar, lo que voy a hacer es ponerla en dos partes (Capítulo 1 y Capítulo 2), Espero que no resulte muy pesado de leer y la disfruten.
Cualquier sugerencia, crítica...lo que sea, decidlo.
Capítulo 1
Victoria, Jack y Christian (Kirtash) acababan de huir de una lucha entre varios sheks, y, exhaustos, habían parado a descansar en un pequeño claro del bosque de los unicornios.
- Parecéis hambrientos - Opinó Vic al oír las tripas de los chicos rugir.
- Voy yo a por algo - Dijo el medio shek, con su tono frío, aunque escondía ternura.
- No, voy yo, yo sé que frutos y plantas son comestibles - Dijo la chica, confiando en el unicornio que habitaba en su interior.
Ella se alejó de allí, dejando a los dos chicos solos. El rubio no pudo aguantar un suspiro de resignación y una mueca de desprecio hacia el de ojos azules.
- ¿Qué pasa con esa mueca? - Inquirió Christian, molesto - ¿Ni siquiera puedes reprimir tus instintos asesinos en presencia mía?
El joven dragón, al oír el timbre de burla que salía de los labios del shek, sus mejillas se tiñieron de rojo y sus ojos verdes centellearon con odio.
- Eres tú el que tienta a ello, asquerosa serpiente.
Los dos, tensos y deseosos de sangre del contrario, llevaron sus manos a las empuñaduras de sus respectivas espadas, y esperaron. Cualquier distracción por parte del contrario sería la señal de guerra.
Christian se lanzó hacia él, pero sin desenvainar la espada, a sorpresa del rubio, pero no por ello se adrementó, y cuando fue a sacar su espada, el shek le agarró de las muñecas, y los dos cayeron a la mullida hierba. Jack soltó un quejido, y cuando iba a gritarle, el de ojos azules le tapó la boca con la mano y le miró a los ojos, quedando el joven dragón prendido de esos ojos fríos como la escarcha.
"Vienen más sheks, así que no grites o te oirán", le advirtió mentalmente el joven de ojos azules, "Estamos demasiado cansados para luchar contra ellos, cálmate".
"¡Contigo encima no puedo!", le gritó mentalmente Jack, pues el shek estaba encima suyo, cuerpo a cuerpo. Para asombro del rubio, no sentía odio ni desprecio hacia el joven, sino nerviosismo ante la escena.
"¿Te pasa algo? Estas más caliente que de costumbre", le preguntó Christian, al sentir calor a través de la piel del joven dragón.
"Te recuerdo que tu contacto me provoca rechazo", le recriminó Jack, aún ruborizado, pero por otra causa a la de antes. ¿Por qué no sentía desprecio hacia él? ¿Por qué quería que siguiera el shek encima suyo?
El joven de ojos azules solo le dirigió una mirada más. Se quedaron así unos segundos más, en los que le joven de ojos verdes quería que acabaran ya, y a la vez, que no acabaran.
- Parece que ya se han ido - Susurró Christian, muy cerca del rubio.
Este, al sentir el aliento del medio shek en su rostro, soltó un suspiro y se sonrojó un poco más.
-¿En serio te encuentras bien? – Volvió a preguntarle el joven de ojos azules, al ver el sonrojo del joven dragón.
- Si te quitas de encima, puede que me encuentre mejor - Intentó poner ironía en su voz, pero solo le salió un jadeo.
Christian le volvió a mirar en los ojos, interesado, y al ver excitación en sus ojos verdes, no pudo evitar poner su típica media sonrisa. Jack, al ver que le shek estaba viendo lo que sentía a través de su mirada, giró la cabeza, dejando su cuello al descubierto sin querer. El joven shek, al ver su cuello descubierto y su cara ruborizada, decidió jugar un poco, como la serpiente que juega con el ratón.
- ¿Seguro que quieres que me aparte, pequeño dragón? - Le susurró el joven de ojos azules, que en ese momento brillaban, divertidos, en el oído del rubio, haciendo que un escalofrío recorriera la espalda de este.
Jack, jadeante, quiso decir alguna cosa para reírse de él, pero una exclamación de sorpresa cortó sus palabras al sentir como el shek aflojaba la presión en sus muñecas, dejándolo solo como un electrizante roce, y juntaba más su cuerpo helado al suyo, que en ese momento estaba ardiendo. Curiosamente, el contacto fue muy agradable para el rubio. Y, sin ningún reparo, Christian posó sus labios en el cuello del medio dragón, creando una pequeña convulsión en él.
- ¡¿Qué haces, maldita serpiente?! - Exclamó Jack, fuera de sí, pero su cuerpo no reaccionaba a sus palabras, solo se dejó llevar, sin seguir las órdenes de su supuesto amo.
- ¿Yo? Está claro, - Contestó el shek, sonriente – divertirme.
- ¡¿Cómo que divertirte?! - le medio gritó el rubio, pero no pudo seguir porque un nuevo escalofrío volvió a recorrer su cuerpo, a causa de los finos labios del joven shek, que iban descendiendo por su torso, mientras los botones de su camisa eran desabrochados con suma facilidad por los ágiles dedos del chico de ojos azules.
Jack, alarmado por el juego al que quería jugar el joven de fascinantes ojos azules, intentó resistirse débilmente, creando más diversión en el shek.
- ¿Solo puedes resistirte eso? - Se burló el joven de pelo castaño claro, divertido.
- Cállate...serpiente retorcida... - murmuró entrecortadamente el dragón, furioso e intentando reprimir el deseo que sentía para que el shek siguiera.
- Siempre me he preguntado a qué sabrán los labios de dragón...
- Maldito...
- Seguro que saben horribles, pero me puede la curiosidad - Se volvió a burlar Christian, con una sonrisa pícara, extraña en él.
- De esta te acuerdas... -Jadeó el rubio, furiosos de verdad.
- Impídemelo - Le tentó el shek, y antes de que Jack pudiera responder, le besó.
Era solo un roce, pero provocó oleadas de placer en el joven de ojos verdes. Era tan...misterioso, electrizante, fascinante... Era adictivo. El medio dragón se odió a sí mismo por estar disfrutando, sentía que estaba traicionando a Victoria (era irónico, pues la estaba traicionando con su otro chico), pero no podía evitarlo, "necesitaba" satisfacerse ya.
El rubio, harto de que le shek jugara con él, enredó sus dedos en el suave pelo del shek y aumentó la pasión del beso, tomando él la iniciativa. Christian, atónito, sonrió para sí mismo e intentó tomar de nuevo el control. Pasaron unos segundos, lengua contra lengua, caricia contra caricia, en posesión del contrario. Cuando tuvieron que separarse para respirar, los dos se miraron, jadeantes.
- Esto es solo satisfacción, que sepas que me sigues dando mucho repelús - Dijo jadeante y ruborizado el dragón.
- No he pedido amor o cariño, estúpido, - Le aclaró el shek – es solo necesidad.
- Ah, así que admites que tienes "necesidad" - Se burló esta vez Jack.
- No creo que más que tú.
Jack rió al ver que su enemigo había tenido un "problema", burlándose.
- No eres el más indicado para reír - Siseó el shek, y volvió a besar al dragón...
Capítulo 2
Jack le devolvió el beso, deseoso de más, pero aún sentía un dolor agudo en su corazón. La mano del shek descendió más abajo del abdomen del dragón, y desabrochó el pantalón con soltura. El rubio, sorprendido ante la indirecta del joven de ojos azules, le detuvo, nervioso.
- ¿Qué haces? - Preguntó Christian.
- ¿Cómo que qué hago? ¡Me estás desnudando!
- ¿Y qué pasa? ¿No es acaso lo que querías?
Jack, avergonzado, desvió la mirada. El joven de pelo castaño lo tomó como un asentimiento y siguió descendiendo, para sombro del rubio.
- ¡No toques ahí! - Exclamó el chico de ojos verdes, incómodo y completamente ruborizado ante las caricias en su zona sensible.
- Lo estás deseando... - susurró Kirtash, sonriendo siniestramente, y aumentó el ritmo de sus caricias, creando pequeñas convulsiones en un avergonzado y jadeante Jack.
- T-te lo pasas...bien viéndome... - Murmuraba entrecortadamente el joven de ojos verdes al ver la sonrisa de satisfacción del shek.
- Eres...un asqueroso... - Una convulsión recorrió la espalda del rubio, mientras oleadas de placer recorrían todo el cuerpo del dragón.
Entre jadeo y jadeo, el joven dragón soltaba una maldición, mientras el shek parecía reírse interiormente. De repente, bajó el ritmo.
- Estás diciendo demasiadas blasfemias, creo que voy a parar...
Jack, ansioso por la falta de caricias, soltó un pequeño gemido y agarró con fuerza la chaqueta del joven de ojos azules.
- Deja de jugar conmigo... - Murmuró el dragón en el oído del shek, furioso y a la vez ansioso.
- Bien, pues te dejaré en paz - Dijo el shek, indiferente, mientras se incorporaba, pero el rubio no le dejó.
- He dicho que no juegues conmigo... - Le volvió a susurrar Jack, y con un tirón, le besó.
Un ruido les hizo incorporarse (Jack se tuvo que medio vestir). A través de los arbustos se oía el ruido de las hojas moverse. Ellos, tensos, llevaron sus manos a las empuñaduras. Pero se relajaron al ver que era Victoria.
- Chicos, ya estoy aquí - Sonrió la chica dulcemente. Se fijó en que los dos estaban actuando raros - ¿Os pasa algo?
Jack seguía sonrojado y Kirtash desviaba la mirada. Parecían...¿avergonzados?
- N-no pasa nada, Vic - Tartamudeó Jack nervioso – Venga, vamos a cenar algo.
- Si, ahora mismo - Dijo Victoria, mientras sacudía la cabeza. "Será que se han peleado mientras no estaba".
Pero la chica de ojos oscuros vio las marcas en el cuello de Jack.
- ¿Y esto, Jack?
- Eh...esto... - Murmuró Jack, avergonzado, mientras se tapaba las señales que el shek había dejado en su piel.
- Debe de haber sido algún mosquito - Mintió Kirtash, sin inmutarse.
Victoria le miró y se encogió de hombros, rindiéndose, y fue a preparar algo con la comida que había recaudado. Jack miró al joven de ojos azules, sorprendido.
"¿Qué?" Le preguntó mentalmente Christian, seco.
"La has mentido" Recriminó Jack.
"¿Qué quieres que le diga? ¿Lo que ha ocurrido?"
"No...pero..."
Los dos se dirigieron una última mirada, recordando ese momento en el que dejaron de ser enemigos para compartir algo, su deseo.
Y hasta aquí es la historia :3
Espero que la hayan disfrutado, cualquier cosa, ya sabeis ewe
Lain~
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